Floto y mis movimientos son suaves. El espacio es muy chico, pero no siento encierro.
Me siento bien, tranquilo. Protegido.
A veces siento cosas; en mi piel. Afuera de mi pieza se sienten algunos “CRRIC” o “BABUM”, por ahí algún “PLUC”.
Todo es sensación para mí y todo es agradable. Hace calor, pero nunca me molesta. En este mundo acuático puedo hacer lo que quiera, si bien lo único que me interesa es sentir.
Cuando me muevo, lo hago lentamente, a menos que me llamen desde afuera. Me doy cuenta rápido. Por ahí no estoy seguro o siento desconfianza; cuando no sé quién toca la puerta no hago nada.
Me gusta tanto estar acá.. Lo que más feliz me hace son esas caricias que siento todo el tiempo. Como me gustan, yo también doy mis caricias pero desde adentro mío. A veces me acarician rápido y a veces despacito, así que yo hago lo mismo. No es porque quiera. Me sale así y, como no me molesta, no hago nada para cambiarlo.
Sí, las caricias son lo mejor de todo. Si tuviera que describirlo diría que es algo así como TUC-TUC TUC-TUC TUC-TUC TUC-TUC. Como un relojito. TUC-TUC TUC-TUC...........TUC........TUC..........
¿Qué pasa? ¿Y las caricias? ¿No hay más?
¿Qué pasa? ¿Está todo bien? ¿Por qué me siento tan mal?
Me despierto transpirado. El sueño me dejó un miedo que no conocía. Exhausto me tiro en la cama y observo los haces de luz que penetran por la persiana maltrecha. Cinco minutos después, comienza mi día.